El HAARP es un programa ionosférico, financiado por la
Fuerza Aérea y la Marina de los Estados Unidos, la Defense Advanced Research
Projects Agency (DARPA) y la Universidad de Alaska. Su objetivo es estudiar las
propiedades de la ionosfera y potenciar los avances tecnológicos que permitan
mejorar su capacidad para favorecer las radiocomunicaciones y los sistemas de
vigilancia (tales como la detección de misiles).
Así explica la wikipedia lo que
es HAARP, pero muchos teóricos de la conspiración aseguran que además de sus
objetivos oficiales, existen muchos otros extraoficiales que, de emplearse en
forma de arma supondría una amenaza más grave que las armas nucleares; los
desastres naturales.
Desde 1993 en Gakona, Alaska, se
encuentra el complejo con unas 180 antenas conectadas entre sí, llamado ‘Programa
de investigación de aurora activa de alta frecuencia’, o por sus siglas en
ingles HAARP. El sistema transmisor de alta frecuencia es capaz de producir aproximadamente
3,6 megavatios de potencia de radiofrecuencia. Para lograr ese grado de
linealidad, los transmisores operan a una eficiencia del 45% aproximadamente.
Además, los generadores Diesel deben suministrar energía a otro equipo
utilizado por las emisoras, incluyendo el sistema de refrigeración y las estaciones
de bajo nivel de amplificación. Como resultado, aproximadamente 10 Mw de
energía principal se requiere cuando el sistema transmisor está funcionando a
plena potencia.
Entre sus múltiples funciones,
también se puede definir como un centro de información meteorológica no
clasificada, pero el proyecto ha sido culpado por teóricos de la conspiración
como causante de una amplia gama de eventos, incluyendo numerosos desastres
naturales. HAARP es un blanco atractivo para dichos conspiracionistas debido a
que, en palabras del investigador informático David Naiditch, "su
finalidad parece enigmática para los eruditos en ciencia".
La teoría de la conspiración
argumenta que se trata de una potente arma secreta del ejército estadounidense
que hace rebotar ondas de muy baja frecuencia a la ionosfera y las capta a su
regreso a la tierra cuando su potencia ha incrementado exponencialmente. Estas
ondas serían las culpables, entre otras cosas, de desviar las migraciones de
los animales, provocar la muerte en masa de estos (bandadas de pájaros que caen
fulminados del cielo, ballenas varadas en las costas) y provocar los grandes
desastres naturales de los últimos años.
En la portada de la patente de
HAARP, su descripción dice así: “Un método y aparato para alterar una región de
la atmosfera, ionosfera y magnetosfera terrestre”. En las especificaciones de
la patente dice que “es posible su utilización para modificar el clima”. Pero
no existen pruebas concluyentes de que se haya utilizado para dicho fin.
Según la teoría conspiratoria,
los huracanes no son aleatorios, si no que son guiados y manipulados por HAARP
para avanzar por donde y como quieren los gobiernos. Por ejemplo el Katrina,
aseguran que no fue un terremoto normal, se alertó como una tormenta de
intensidad media y rápidamente se convirtió en un devastador huracán de
categoría 5. Muchos afirman que el Katrina no fue otra cosa que un ataque de
otro país a los Estados Unidos. Tras el Katrina, el HAARP que llevaba
construyéndose durante más de 10 años, se concluyó rápidamente, tal vez para
defenderse de un posible ataque similar en un futuro.
No sería la primera vez que se
utilizaría el propio clima como arma de guerra, en Vietnam ya se empleaban
métodos para aumentar o crear nubes que liberaran trombas de agua sobre las
tropas terrestres y así impedirles el acceso a las rutas de abastecimiento.
Oficialmente estas tropas aéreas sólo elaboraban un reconocimiento climático.
Las armas climáticas se habrían
perfeccionado hasta controlar el clima del mundo entero y ser capaces de atacar
otros países con terremotos, huracanes, tsunamis y cualquier desastre natural
sin levantar sospechas al resto de la población, solo lo sabrían los gobiernos.
Estaríamos hablando no sólo de una guerra climática, que podría resultar más
grave que la tan temida guerra nuclear, también sería una guerra silenciosa, en
la que la gente de a pie se preguntaría por qué de tantas catástrofes, pero sin
llegarse a imaginar que todo forma parte de un proyecto secreto.
Hoy en día se pueden observar en
los radares pulsos de energía conocidos como anillos de HAARP, pocos días antes
de que se produzcan efectos climáticos drásticos en la zona. Parte de este
proyecto también serian las estelas químicas, que lanzan a la atmósfera agentes
capaces de conducir mejor las ondas electromagnéticas que emite HAARP.
Los que van más allá, afirman que
estas ondas también serían capaces de interferir con las ondas cerebrales de
los humanos cambiando sus emociones y provocando el pánico con sus consecuentes
revueltas y caos general en determinadas zonas de la tierra. La capacidad de
HAARP llegaría hasta la posibilidad de abrir un agujero en la ionosfera dejando
entrar radiación solar suficiente para abrasar a todos los habitantes que se
encuentren debajo de él.
Todo esto es resultado de una
elaborada teoría conspirativa, pero ¿qué hay de verdad en estas afirmaciones?
La realidad es que HAARP existe, aunque no sabemos cuáles son sus objetivos
reales. Como estas instalaciones existen otras similares en Rusia, Noruega y
Puerto Rico, nunca sabremos para que sirven realmente. Si sus intenciones
fueran bélicas tampoco seriamos informados, por eso, toda información que se
salga de sus objetivos oficiales será parte de la teoría de la conspiración.
Hasta el momento, en ningún lugar
que apoye las teorías de la conspiración se ha mostrado cómo sería posible que
las ondas de radiofrecuencia producidas por el HAARP puedan provocar efectos
tales como terremotos y no se ha realizado ningún experimento científico que
garantice esa hipótesis.
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