"En la escala de lo cósmico sólo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero." Theilhard De Chardin

22 de junio de 2012

Los pararrayos humanos




Todo el mundo ha visto alguna de esas impresionantes tormentas que con su recorrido lo iluminan todo dejando paso a un estruendo. Pero, ¿por qué se originan los rayos?, ¿suben o bajan?, y,  por supuesto, ¿qué probabilidades hay de que me caiga un rayo?

Los rayos los producen partículas positivas que se encuentran en la tierra al toparse con otras negativas que se hallan en nubes de desarrollo vertical internamente formadas por una columna de aire cálido y húmedo. La corriente eléctrica va siempre de positivo a negativo, así que en realidad el rayo sube independientemente de la dirección que lleven.




Las causas fundamentales, van desde perturbaciones atmosféricas tales como el viento, la humedad y la presión atmosférica hasta los efectos del viento solar y a la acumulación de partículas solares cargadas. El hielo puede ser el componente clave en el desarrollo, propiciando una separación de las cargas positivas y negativas dentro de la nube. Los rayos pueden producirse en las nubes de cenizas de erupciones volcánicas, o puede ser causado por violentos incendios forestales que generen polvo capaz de crear carga estática.

La probabilidad de que a un humano le caiga un rayo en su vida es de 1 entre 60.000 aproximadamente, en el caso de ser alcanzado un 30% de las víctimas mueren y el 70% de los supervivientes tienen secuelas de por vida algunas de ellas invalidantes.


Los rayos pueden dañar a los humanos por impacto directo que es cuando la carga eléctrica golpea a la víctima directamente o por salpicaduras de otros objetos en los que impacta el rayo y ocurren cuando el rayo salta hacia la víctima desde un objeto cercano que tiene mayor resistencia; la víctima sufre el impacto cuando la electricidad se dirige hacia el suelo.  También existe la posibilidad de que el rayo caiga en el suelo cerca de la víctima causando una diferencia de potencial en el suelo que equivale a varios miles de voltios por pie. Esto depende de la composición del suelo. El rayo cae cerca de la víctima y la carga eléctrica llega hasta ella mediante el contacto con la tierra debido al gradiente de voltaje de la tierra. Esto puede causar daños muy graves. Y por último por el pulso electromagnético que generan los impactos cercanos también pueden ser dañinos, especialmente durante las descargas positivas del rayo.

Figura de Lichtenberg

Los daños producidos por un rayo son el resultado de tres factores:

Daño eléctrico: Cuanto más alta sea la resistencia en la piel de un individuo mejor, ya que el impacto directo causa que gran parte de la corriente destelle alrededor de su piel o de su ropa y se dirija hacia la tierra. Los rayos suelen dejar quemaduras en forma características denominadas figuras de Lichtenberg o flores de rayos. Estas heridas son resultado de la ruptura de pequeños capilares sanguíneos bajo la piel como consecuencia de la corriente o la onda de choque. La intensa energía eléctrica puede causar la pérdida del conocimiento; también se especula que el energía electromagnética emitida por el impacto de un rayo cercano a la víctima puede causarle un paro cardiorrespiratorio.

Calor intenso: El intenso calor que genera un rayo puede quemar los tejidos. En menos de un segundo, un rayo eléctrico puede alcanzar temperaturas que se aproximan a los 28.000 grados centígrados, aproximadamente cinco veces la temperatura de la superficie solar. 

Energía mecánica: Que los anteriores factores generan causan daño pulmonar y en el pecho por la fuerza mecánica provocada al expandir el aire caliente con rapidez.

Aunque es muy común que las víctimas mueran a causa del enorme voltaje en los rayos, los supervivientes de estos incidentes suelen resultar más favorecidos que las víctimas de aquellas heridas causadas por un contacto más duradero y de menor voltaje. 

También se ha demostrado que un rayo en la cabeza entra a través de ojos, oídos, nariz y boca, y converge en el tronco encefálico, el cual controla la respiración lo que produce que muchas víctimas que se encuentran inconscientes terminen falleciendo por asfixia.


Este cubano, desde luego, se ríe de las estadísticas ya que lleva la friolera de 5 rayos que han impactado en su cuerpo a lo largo de su vida.  Jorge Márquez es un campesino de 63 años al que las inclemencias meteorológicas se han cebado con él extremadamente. El primer rayo le cayó en el 82 mientras conducía un tractor, perdió el conocimiento, le provocó quemaduras en la espalda, el pelo se le chamuscó, le perforó los tímpanos y se le cayeron los empastes de las muelas. En el año 87 el día 2 de junio le cayó el segundo, también perdió el conocimiento y tuvo que ser hospitalizado, pero sólo 21 días después le impactó el tercero, pero en esta ocasión no perdió la consciencia sólo sintió un profundo dolor. Los dos últimos le alcanzaron en 1988 y en 1991 mientras sembraba maíz en su casa el primero y paseando por el patio el segundo. Los dos últimos fueron menos intensos, según él porque su cuerpo ya se iba acostumbrando a las descargas. 


Su casa llegó a soportar 15 rayos en dos años, él mismo admite que los atrae y le gustaría que investigaran su cuerpo antes de morir. Al parecer no sólo los atrae, cuando la tormenta aún está lejos su cuerpo comienza a vibrar y comienza la pesadilla. Intenta protegerse con algún tipo de aislante y evita salir de casa, pues tiene miedo a que un día uno de esos rayos acabe con él, como es lógico.


Pero, lo cierto es que este cubano no tiene el record de impactos de rayo sufridos, Roy Cleveland Sullivan fue alcanzado por rayos en siete oportunidades distintas y sobrevivió a todas ellas. Este agente forestal estadounidense se ganó el mote de "Pararayos humano" y entro en el Libro Guinness de los Récords como la persona que ha sido alcanzada por rayos mayor cantidad de veces de la que se tengan registros. Murió por una herida de bala en un intento de suicidio al sufrir un desengaño amoroso. 


Fuente y fotos: es.wikipedia.org
cubadebate.cu

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