Se podría decir que Ochate es un lugar privilegiado, ya que pocos pueblos son los que cuentan con tantos hechos paranormales. Psicofonías, avistamientos OVNI, desapariciones misteriosas, muertes masivas a causa de tres extrañas epidemias que solo afectaron a este pueblo, avistamiento de humanoides y nieblas cegadoras son los protagonistas de la historia negra de Ochate.
Al noreste de Ochate y dominando el espacio desde un alto, se encuentran los restos de la ermita de Nuestra Señora de Burgondo. El templo pertenecía a la hermandad de cinco pueblos de la zona: Aguillo, Uzquiano, San Vicentejo, Imiruri y Ochate. En el año 1985 la ermita sufrió un gran incendio y quedó prácticamente destruida. Al parecer, el causante del desastre fue un mendigo conocido en la zona con el nombre de León, que solía recorrer el condado. Según se cuenta, hizo un ruego para calentarse, y aquella imprudencia representó el fin de la ermita.
También hay una necrópolis que se encuentra en una colina situada al suroeste del pueblo. Se trata de una enorme veta de roca quebradiza en la que se alojan una veintena de tumbas antropomorfas de vaciado interior trapezoidal, con encaje para la cabeza en forma de arco.
Pero sin duda el símbolo de Ochate es la torre de San Miguel. Desafiando el paso de los siglos, la torre ha sido testigo del crecimiento, desarrollo y abandono del pueblo, hasta convertirse en el último superviviente, enigmático y solitario, que custodia su secreto. Las hipótesis a propósito de la supuesta utilidad de la torre de San Miguel recorren un amplio abanico, desde la idea de un faro para orientar a los caminantes hasta la consideración paranormal que la imagina como una puerta al más allá, y, en ese sentido, se han desarrollado las más variopintas teorías. Sin embargo la realidad histórica es que se trata de un antiguo campanario perteneciente a la iglesia de la Aparición de San Miguel Arcángel.
La historia de Ochate comienza en 1134, cuando se llamaba “Goate” (puerta de arriba) y sólo contaba con 15 habitantes. Hasta 1557 no aparece otro dato sobre la localidad, este ya con el nombre de Ochate, en el que se nos dice que está despoblado. Esto sería debido a la emigración de sus habitantes a otros pueblos y la muerte de los que se quedaran allí.
En 1750, Ochate vuelve a albergar vida. Seis son las personas que vivían allí. Hasta el siglo XIX, el pueblo fue creciendo hasta convertirse en uno de los lugares más poblados de toda la comarca. Ése fue el momento cumbre de Ochate, ya que a partir de aquí la población comenzaría a descender debido a las distintas epidemias: primero fue la viruela en 1860, luego el tifus en 1864, y por último el cólera, quien acabó con todos los habitantes en el año 1870, dejando el pueblo sin vida. Según dicen las crónicas, el cementerio no dio abasto, por lo que se decidió enterrar a todos los cadáveres en el centro del pueblo.
Lo más desconcertante del caso es que semejantes plagas se ciñeron a Ochate, sin afectar a los pueblos vecinos y colindantes y este dato resulta altamente extraño, ya que Ochate era una localidad en la que se hacía constante tránsito de animales, agua y alimentos, por lo que es curioso que esos tres tipos de enfermedades altamente contagiosas asolaran este pueblo sin causar ni una sola baja a las aldeas colindantes, y luego desaparecieran sin más. También resulta bastante insólito que fueran el cólera, el tifus y la viruela las causantes de las epidemias, ya que desde hacía varias décadas estaban controladas en todo el estado. Fue a partir de ese momento cuando la leyenda marcó a la aldea como “maldita”. Hay una inscripción en una peña cercana que dice:” Que la peña Arrate caiga y mate a todos los que habitan Ochate”. Incluso el propio nombre del pueblo, traducido como “puerta fría” “puerta de arriba”, “puerta secreta” etc.” no deja de ser especial. Esa referencia a una puerta es lo que ha llevado a algunos investigadores a pensar en una puerta dimensional.
Pero la leyenda de Ochate no salió a la luz, hasta el año 1981, cuando Prudencio Muguruza, un joven vitoriano fotografió una ‘bola luminosa’ que descendió sobre el torreón de Ochate.
Pronto comenzaron a salir a la luz datos sobrecogedores de la aldea, como desapariciones inexplicables. La primera desaparición en Ochate fue la de su párroco, Antonio Vilegas, quien una fría mañana de Noviembre de 1868 desapareció sin dejar rastro, mientras ayudaba en la reconstrucción del pueblo, que había sido bruscamente azotado por el tifus recientemente. Varios vecinos confesaron haberle visto subir por la explanada que llevaba a la iglesia, pero jamás regreso. Más de 100 años después, el 20 de Agosto de 1970, se sucedió la segunda desaparición extraña en las cercanías de Ochate. Juan Peché un joven agricultor de la zona fue quien desapareció sin dejar rastro, lo más extraño es que en su casa se encontró la comida a medio hacer, enseres personales suyos, ropa, dinero, etc...
Pero no sólo las desapariciones marcan el lugar, además de las numerosas muertes que provocaron las epidemias otras muertes extrañas se produjeron en el lugar. El 20 de Agosto de 1970, curiosamente el mismo día en el que despareció Juan Peché, el agricultor F. Amestoy apareció en el sendero que conduce al pueblo calcinado y hoy en día se sigue sin saber nada en cuanto a lo que aconteció aquella noche. En 1987 Alberto Fernández, investigador de todo lo relacionado con este pueblo, se suicida mientras va con un grupo a obtener psicofonías al lugar. Después de la productiva sesión donde se obtienen varias psicofonías, al volver a los coches encuentran a Alberto asfixiado en su coche y con las ventanillas selladas. Meses más tarde varios de sus compañeros se acercaron a Ochate y afirmaron que por la puerta de un cobertizo cercano a la torre, vieron un rostro humano que reconocieron como el rostro de Alberto Fernández.
También ha sido un lugar de numerosos avistamientos OVNI, el primero en ver uno fue Víctor Moraza. En el año 1947 dio testimonio de haber observado sobre las ruinas de Ochate las distintas evoluciones de una luz esférica, cuando se aproximó al lugar comprobó que la luz, que parecía un globo blanquecino de unos dos metros de diámetro, se balanceaba de un lado a otro en completo silencio. El objeto terminó por estrellarse contra las ruinas del pueblo, iluminando todos los alrededores. El 27 de agosto de 1978 Ángel Resines se encontraba regando su huerto, cuando observó una luz blanca del tamaño de una estrella que se acercaba desde el pueblo de Ochate, cuando quiso darse cuenta, la luz del tamaño de un balón de futbol, estuvo a punto de estrellarse contra él, mientras huía pudo observar como el objeto luminoso ascendía dividiéndose en tres luces de similar tamaño. Al momento se alejaron rápidamente hacia unos montes cercanos, donde cayeron a tierra. Pero el hecho que hizo famoso a Ochate fue la foto, antes nombrada, de Prudencio Muguruza la noche del 24 de Junio de 1981. Aquella noche, Prudencio se encontraba paseando a su perra en las cercanías de Ochate, cuando de repente oyó un intensísimo zumbido y observó una bola luminosa que descendía en perpendicular hacia el torreón de Ochate. La foto fue analizada y se dictaminó que bajo esa luz de Treviño había un gran aparato compacto, metálico, de grandes dimensiones.
Además de los avistamientos OVNI, también fueron avistados diversos seres humanoides. Fue en 1987, cuando Mikel Colmenero y unos amigos suyos estaban probando un equipo de radioaficionado, completamente nuevo y con las baterías nuevas. Mikel decidió coger el coche y alejarse para probar el equipo. A medida que iba acercándose al camino que conduce a Ochate, el equipo comenzó a fallar, por lo que decidió dar la vuelta y reunirse con sus amigos. Al dar la vuelta, se percató de la presencia de dos seres que iban andando en paralelo a paso lento por el camino, aproximándose a su coche. Eran dos seres de más de tres metros, vestidos con una atuendo muy ceñido y con bandas más claras sobre fondo oscuro. Cuando pasaron junto a su coche, observó su cabeza. Era una especie de capirote ovalado y no se distinguía rostro alguno. Cuando regresó con sus amigos, todos se alarmaron al escuchar el relato de Mikel y se fueron. Lo extraño del caso, es que en una cinta que llevaba Mikel en el radio-casete de su coche, se grabó la frase “Yo sí estoy”, que provocó tanto temor en el testigo que la destruyó.
En Ochate han ocurrido infinidad de sucesos extraños, pero sin duda uno de los más estremecedores es una espesa niebla que se adueña del lugar. En Julio de 1987 dos compañías de blindados del ejército español de la base de Araca permanecieron incomunicados y perdidos por unos montes que conocían como la palma de su mano, a causa de una espesa niebla. Lo más extraño del caso es que a pesar de encontrarse a escasos 300 metros, los aparatos de comunicación no funcionaban ni tampoco los aparatos electrónicos de los carros, debido a unas extrañas interferencias. Desde las 23:30 p.m. hasta las 3:30 a.m. les resultó imposible comunicarse entre sí.
Naturalmente, se ha especulado mucho sobre la posible causa de este tipo de alteraciones. Se ha hablado de vetas subterráneas de magnetita o de emisiones electromagnéticas de origen desconocido. Desde el punto de vista descriptivo, lo más curioso es que esos fenómenos y alteraciones se producen de forma aleatoria y, en algunas ocasiones, acontecen al tiempo que se dan otros sucesos extraños sin explicación aparente.
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Fotos:
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