"En la escala de lo cósmico sólo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero." Theilhard De Chardin

22 de junio de 2011

La Chica de la Curva



La leyenda cuenta que una joven vestida de blanco con un vestido rasgado, a veces de novia y otras de luto, se manifiesta frente a los viajeros a la vera de los caminos, por lo general cerca de una curva peligrosa.

Les pide a éstos que la lleven; cuando sube, se dice que transcurre un tiempo en absoluto silencio hasta que ella, misteriosamente, desaparece del vehículo en movimiento. Se suele contar luego que el viajero termina enterándose que la mujer había muerto en un accidente o de alguna forma trágica. La versión que la viste con traje de bodas afirma que murió con su novio.




El propósito de la aparición varía: en ocasiones, alerta al conductor sobre una curva peligrosa, precisamente aquella en la que murió; otras veces, causa la muerte del conductor, al no alertarle del peligro de la curva.
Es posible que esta sea una de las leyendas que han perdurado con fuerza durante el paso de los años. Incluso existen versiones muy antiguas, en las que la joven pálida y silenciosa se aparecía en las oscuras curvas de caminos sinuosos y eran socorridas por jinetes o carruajes. No se sabe muy bien dónde y porqué motivos comenzó esta leyenda, pero sin duda, la noticia corrió como la pólvora y hoy en día, no hay comarca que se precie, que no tenga su propia “Joven de la curva”.
En España uno de los casos más conocidos es el ocurrido en la carretera que va de Deba a San Sebastián. Un matrimonio circulaba por la vía cuando vieron a una joven haciendo autostop. Como la carretera estaba muy solitaria y era muy tarde el matrimonio paró para recoger a la chica. Cuentan que era una joven callada y muy educada. Tras un corto trayecto aparentemente normal y justo antes de llegar a una famosa curva conocida en Guipúzcoa como la curva de la pólvora, la chica les dijo: “tengan cuidado con esta curva, en ella morimos mi novio y yo”. Tras este comentario el matrimonio asombrado miró atrás para contemplar a la chica y se dieron cuenta de que allí había nadie y que la chica había desaparecido como por arte de magia. Se acercan a la gasolinera más cercana para reponerse del susto y se lo comentan al chico de la gasolinera que, asombrado también les cuenta que hace unos meses una pareja viajaba en un coche que se salió de la curva y ambos murieron. Este hecho fue incluso denunciado en la guardia civil de San Sebastián.



En Francia el caso más conocido ocurrió el 20 de mayo de 1981 cuando cuatro jóvenes amigos deciden ir a dar una vuelta en coche a Palavas. Son aproximadamente las once de la noche. Hacia las doce y media, inician el retorno a Montpellier en un Renault 5 de dos puertas. Las dos chicas van detrás, los dos chicos delante, la radio suena muy alta. A la salida de Palavas, en dirección a Montpellier, entre el cruce y la gasolinera, ven a una señora haciendo autostop. Aparenta tener unos cincuenta años, lleva un impermeable blanco hasta la rodilla y un pañuelo, también blanco, en la cabeza. El conductor la recoge y el copiloto se dirige a ella en estos términos: “Vamos hacia Montpellier. ¿Le viene bien?" Por toda respuesta, la señora sonríe y se dirige al vehículo. La dama se coloca entre las dos chicas en el asiento de atrás. El vehículo arranca, atraviesa el puente en dirección a Montpellier y llega a la intersección de la carretera de Villeneuve- les-Maguelonne, en un lugar llamado Pont-Vert, donde la carretera de Montpellier presenta una curva bastante pronunciada. En ese momento la autostopista grita: "¡Cuidado con la curva!" Su voz suena más alta que la música del coche. El conductor, sorprendido, reduce la velocidad y al igual que el resto de los pasajeros, fija su atención en la carretera. Es entonces cuando los gritos de las dos chicas les obligan a volverse a mirar hacia atrás: la señora ya no está en el coche. Esta historia, extraída de un informe redactado a finales de mayo de 1981 por el inspector jefe de la Comisaría central de Policía de Montpellier, y recogida por los medios de comunicación, se ha difundido ampliamente en Francia.



En ocasiones el mensaje de la autostopista varía, puede ser para alarmar al conductor de un peligro en la carretera, anuncio de una catástrofe o profecía del fin del mundo.
He aquí un ejemplo del anuncio de una catástrofe ocurrido en Italia. En febrero de 1977, dos jóvenes viajaban entre San Colombano y Lambro, con una niebla espesísima muy propia de esta región. En el arcén de la carretera vieron a una viejecita que hacía autostop. Se pararon y la instalaron en el asiento de atrás. Entre un suspiro y una tos, lanzó una terrible profecía: "No piséis Milán la tarde del día 27. Habrá un gran temblor de tierra que destruirá la mitad de la ciudad". Al volverse para ver a la mujer, vieron que ya no estaba allí, que había desaparecido. En el asiento quedó un carné de identidad que resultó ser de una persona muerta diez años antes.
Desde luego los casos, de ser ciertos no varían mucho de la leyenda original, otros en cambio carecen de mensaje.
Un joven de 25 años, recogió en su Vespa a una chica autostopista, yendo a Estrasburgo. Se sintió invadido por un frío desagradable. La dejó delante de una casa a la que regresó unos- días después porque le había resultado atractiva. Le recibió un hombre mayor que le enseñó una foto y el muchacho la reconoció. Ella había muerto cinco años antes y él era la segunda persona a la que le sucedía lo mismo". En una variante más macabra, la autostopista y el joven toman café juntos y la joven se echa una mancha en el traje; posteriormente, al abrir la tumba se descubre que la difunta tiene el traje manchado de café.



Las carreteras tienen una carga muy simbólica. La carretera ha sido siempre un lugar de aventura, de encuentros extraños (desde los diablos y las hadas hasta los extraterrestres), así como el símbolo del Destino. Se asocia a la angustia por la muerte: esta es la razón por la cual los muertos en accidente de carretera se convierten en divinidades protectoras. En cuanto al autostopista, es el desconocido, el extranjero que puede resultar simpático o antipático, benéfico o maléfico.




Fuentes:
tejiendoelmundo.wordpress.com
enigmatium.com
grupoelron.org

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